viernes, 2 de julio de 2010

CINE CLASICO: CYRANO DE BERGERAC


Probablemente estemos ante la mejor adaptación del clásico de Edmond Rostand, con un Gérard Depardieu formidable, enorme, grandioso, en el mejor papel de su vida, al que injústamente se le negó el Oscar después de llevarse todos los premios cinematográficos de ese año.

Como bien se dice "la belleza está en el interior", en la poesía maravillosa que utiliza Cyrano inspirado en su amada, en los sentimientos ocultos, en el amor incondicional...

Una película emocionante, viva, con unos decorados impresionantes, un vestuario suntuoso y perfecto asi como el maquillaje y la preciosa música de Jean-Claude Petit.

Cyrano de Bergerac nos atrapa en sus imágenes desde ese estupendo comienzo en el salón de teatro. La aventura ha sido mil veces contada, nos la sabemos y todos recordamos como Cyrano se pierde ante la doncella que ama, siendo su prima es incapaz de proponerle su amor, mientras que su aliado, joven y apuesto la pretende a su vez. Cyrano se atormenta ayudándole a conseguirla, pero ella termina quedando maravillada por las poesías de Cyrano...

En las escenas de batalla respiramos tensión, y sufrimos junto con las tropas francesas. Los épicos duelos nos maravillan casi tanto como la historia de amor, y el verso recitado, sumamente difícil, se nos hace costumbre y lo entendemos en su totalidad.

Pero lo que más me marcó de la película fue el sorprendente, dramático, épico, humilde y emocionante monólogo final.... donde Depardieu nos desarma del todo.
Inigualable.

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