lunes, 26 de enero de 2015

WHIPLASH

Estamos ante una maravilla, una película que trata sobre el amor a la música, al instrumento, y el sacrificio que buscar la perfección en él conlleva.

El film de Damien Chazelle está enfocado casi desde el principio en un bis a bis, en un tour de force en el que nos ponemos del lado del alumno pero llegamos a entender la dureza y hasta la brutalidad del maestro por encontrar esa perfección que lleva buscando desde el primer momento   que se dedicó a enseñar.

Técnicamente es perfecta, la puesta es escena y la fotografía son magníficas, la comunión de música e imagen es asombrosa y el hecho de que guste el Jazz o no, es lo de menos, la película se disfruta y te envuelve.

Mención aparte merecen sus dos protagonistas, por un lado un entregado Miles Teller, como alumno que ama por encima de todo el Jazz y la batería y por otro lado el verdadero pilar en el que se apoya el film, un enorme
 J. K. Simmons que agota los adjetivos con una labor descomunal, brutal y emocional frente a la cámara.

Whiplash te deja agotado pero satisfecho con un zenit que hacía mucho tiempo que no disfrutaba. Más que recomendable.

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