sábado, 3 de enero de 2015

BOYHOOD (momentos de una vida)

Boyhood afronta con veracidad y convicción la cotidaneidad de una vida, o de parte de una vida, la de Mason, un chico al que acompañaremos desde la infancia hasta la llegada a la universidad.
También veremos las etapas de esa vida tanto de sus padres separados como de su hermana asi como la de las personas que los acompañan durante todo ese tiempo.

Lo que es a priori el devenir de unos personajes normales y ordinarios es en realidad un viaje apasionante. Y es que en este conjunto de momentos de una vida más de uno se verá identificado o entenderá esas situaciones a las que la vida expone a Mason: ilusiones, miedos, fantasmas, deseos, amores, desamores y huidas.

Aceptar esta película es salir al descansillo de nuestra casa y encontrarnos con nuestro propio rostro
y las transformaciones y situaciones irrenunciables de la vida.

No hay nada especial en esta cinta, sin embargo todo funciona como un reloj, sin fisuras. El metraje vuela ante nuestros ojos y las casi tres horas pasan en un suspiro (como la  vida misma) y el paso del tiempo nos dejará aún más envejecidos y sensibles. La modestia y humildad de la propuesta  es su máxima virtud. Nada especial, nada extravagante, nada monstruoso, nada atroz, al contrario, la verosimilitud  de esa vida con sus progresos es lo que convierte a Boyhood en una obra que permanecerá en nuestra retina durante mucho tiempo.

Si a todo lo que he dicho anteriormente le sumamos que estamos ante una película única en su confección, un film que ha tardado 12 años en rodarse, con un compromiso por parte de todos incomiable. Mostrándonos el paso del tiempo  que vemos en pantalla sin transiciones ni cortes, sino con una normalidad asombrosa: de una escena a otra nos damos cuenta del cambio físico de Mason y su familia con normalidad y asombro.

Boyhood es una película contemplativa, delicada, esmerada, exquisita y llena de serenidad.
No gustará a los adictos a la acción, ni a los que esperen giros narrativos, ni a los impacientes o los ansiosos.  Pero ofrece un mundo tan cotidiano como real. Tan fiel como verídico. Inolvidable.

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